¡LO QUE HAY QUE HACER!
      ¡Dedíquenle tiempo, atención y amor a su relación para hacer que marche bien; de lo contrario, pueden perderlo todo!
      ¡Traten todas las catástrofes como si fueran meros incidentes, y ningún incidente como si fuera una catástrofe!
      Cuando te parezca que hay algo que molesta a tu pareja, procura, con mucho amor, averiguarlo y conseguir que hable de ello contigo.
      ¡Cuéntense sus sentimientos más íntimos, aunque moderando su sinceridad con prudencia, para que el otro no se sienta dolido!
      ¡Estén atentos a las necesidades del otro, y procuren satisfacerlas!
      ¡Díganse «te quiero» 100 veces al día!
      ¡Dedíquenles tiempo a los niños los dos juntos!
      ¡Oren y hablen juntos sobre las necesidades de los niños, y pónganse de acuerdo en lo tocante a su disciplina!
      ¡Bésense al encontrarse y también al despedirse!
      ¡Díganse siempre «por favor» y «gracias» el uno al otro!
      ¡Arréglense bien!
      ¡Vayan siempre bien perfumados!
      Para el esposo: ¡échale piropos a tu mujer! ¡Dile que es guapa y lo será! ¡Dile que es maravillosa y lo será!
      Para el esposo: No te olvides de decirle: «¡Te quiero!» ¡Muchas veces no hay como decirle palabras cariñosas a una mujer, sobre todo si son palabras sentidas llenas de ternura y sinceridad!
      ¡Comiencen el día con un beso y un abrazo!
      ¡Tengan relaciones sexuales con regularidad! Si te apetece hacer el amor, ¡dilo! (¡Coquetamente!) Esposas, ¡pónganse algo seductor para él antes de hacer el amor! ¡Vístanse con algo especialmente provocativo para las ocasiones excitantes!
      ¡Sean expresivos cuando hagan el amor! ¡Creen un ambiente de media luz y música suave!
      El masaje es maravilloso, ¡un pedacito de Cielo que pueden impartir sus manos celestiales!
      Para el esposo: ¡Si quieres que ella sea dinamita en la cama, tú tienes que encender la mecha!
      Para la esposa: ¡Ponte ropa que le guste a él, no solo que te guste a ti!
      ¡Sean cariñosos en público y en privado!
      Elógiense uno a otro. ¡Dile constantemente lo agradecido que estás por él (o por ella) y lo maravilloso/a que es!
      ¡Llámense con nombres bonitos!
      ¡Escríbanse notitas de amor y agradecimiento!
      ¡Sorpréndanse mutuamente con regalitos y obsequios como flores, etc.!
      ¡Háganse favores para facilitarse la vida y el trabajo!
      Para el esposo: ¡Procura no dejar las cosas tiradas y facilitarle las cosas a ella!
      Para el esposo: ¡Ofrécete para hacer arreglos y trabajitos en vez de esperar que ella lo haga siempre todo en la casa!
      ¡Dile muchas veces que es guapo/a y qué cosas te gustan muco de él/ella!
      ¡Procura hablar bien de tu cónyuge a otras personas, delante de él/ella, y también cuando no está presente!
      ¡Haz caso de las sugerencias y »consejos de tu cónyuge!
      Esfuérzate por recordar todas las buenas cualidades de tu compañero/a y procura no pensar en las malas. ¡Pídele al Señor que te haga ver lo bueno que hay en él o ella!
      Ten fe en que el Señor puede ayudar a tu compañero/a a superar sus defectos y debilidades. ¡Encomiéndaselo al Señor!
      ¡Acuérdense de no hacer cosas que sepan que fastidian al otro!
      Si quieres tener la última palabra, ¡discúlpate!
      No tarden en hacer las paces después de discutir. Recen juntos para pedirle al Señor la victoria, sobre todo cuando están en pleno altercado.
      Di: «Te quiero, pícaro», cuando acaban de discutir o pelear. ¡Sirve para romper el hielo!
      En épocas de conflictos matrimoniales, procuren pasar ratos a solas los dos: sin problemas que solucionar, sin trabajo que hacer y sin los niños. ¡Tomen una comida especial juntos en casa, los dos solitos!
      ¡En ocasiones, salgan solos para añadir un poco de encanto al matrimonio y pasar un rato juntos con el Señor!
      ¡Interésate por los planes y trabajos de tu pareja!
      ¡Manifiesta amor y cariño, por más que no te apetezca!
      ¡Aprende a reconocer sus gestos o señas, sus insinuaciones, indirectas y necesidades!
      Pregúntale a tu cónyuge qué le gusta y qué le disgusta, y y qué cosas le molestan.
      ¡Procura responder a sus muestras de afecto, y devolvérselas!
      Oren y lean la Biblia juntos.
      ¡Den primer lugar a la voluntad de Dios, y a Su obra!

¡LO QUE NO HAY QUE HACER!
      ¡No juzgues demasiado severamente a tu esposa por sus debilidades! Si no las tuviera, ¡lo más probable es que no se hubiera casado contigo!
      No pienses en todas las cosas que tu compañero/a hace o no hace en beneficio de la relación; ¡concéntrate en lo que puedes hacer tú para mejorarla!
      No te pases la vida pensando en el pasado ni en los fallos o equivocaciones que hayan cometido ambos en su relación, o en las ofensas que te haya hecho tu pareja.
      No digas nunca: «Tú siempre haces esto o lo otro mal»; o «¡Nunca cambiarás!»
      ¡No guardes rencores!
      No encubran sus sentimientos el uno del otro ni los conflictos por los que pasan, como por ejemplo cuando te ha »ofendido algo que el otro haya dicho o hecho, o si hubo algún malentendido. ¡Hablar abiertamente de esos problemas contribuye a resolverlos!
      No machaques y regañes continuamente; vigila tu tono de voz. Más bien escribe notitas de amor cuando tengas que «recordarle» algo.
      ¡No levantes la voz innecesariamente!
      ¡No te precipites en responder! ¡Ora y reflexiona antes!
      ¡Cuando te sientas contrariado, no te desquites con tu pareja!
      ¡No trates de hacer que tu compañero/a se amolde a la idea que tengas tú de cómo debe ser!
      ¡No persistas en hacerle preguntas cuando él/ella esté ocupado/a o de mal humor!
      No hablen de problemas momentos antes de dormirse!
      ¡No dejen de hablarse!
      No sean desagradecidos el uno con el otro; no den por sentado que le otro está siempre a su disposición. ¡Apreéciense debidamente!
      ¡No permitan que su relación sexual se reduzca a una actividad mecánica!
      ¡No pongas a tu cónyuge en una situación incómoda hablando en público de asuntos privados!
      ¡No se corrijan el uno al otro delante »de los demás!
      ¡No se burlen el uno del otro ni se menosprecien, sobre todo delante de otras personas!
      No seas tan orgulloso que no puedas aceptar sus consejos y probarlos, por mucho que él/ella no sea especialista en la materia.
      No discutan, disputen ni se quejen nunca delante de los niños; ¡el perjuicio y daño que les hagan podría ser irreversible!
      No discutan ni se muestren desunidos delante de los demás.
      ¡No se interrumpan el uno al otro mientras están hablando!
      No seas tan orgulloso que no puedas decir: «Lo siento».
      «No se ponga el sol sobre vuestro enojo» (Efesios 4:26). ¡Resuelvan siempre sus diferencias en cuanto surjan, sobre todo antes de dormir!
      No se duerman sin darse un beso, desearse buenas noches, orar juntos y decir: «¡Te amo!»
      Y PARA TERMINAR... no olviden que si no tienen buena comunicación con Jesús, ¡tampoco la tendrán entre ustedes! ¡Lo más importante en un matrimonio es que los dos tengan fe en Jesús! ¡Con fe, todo es posible, aun un MATRIMONIO FELIZ! ¡Dios los bendiga!